Hace poco que tengo una obsesión diyera hacia las sudaderas. Tengo la necesidad de tunearlas y elevarlas del estrato social del deporte. Porque admitámoslo, ahora mismo lo único feo que tienen es su nombre. Lejos queda el tiempo en que solamente se limitaban a la práctica deportiva.
Y con mil ideas do it yourself en la cabeza y un par de sudaderas perfectas para tunear, hoy os traigo un primer modelo con flecos y brillantes. Con un aire country y un proceso híper fácil de hacer, se ha convertido en mi sudadera preferida de todos los tiempos.